ISSN: 2710-088X - ISSN-L: 2710-088X
Volumen 3 No. 8 / Septiembre - diciembre 2021
Páginas 360 - 365
Reinventando el museum, críticas de la nueva museología
Reinventing the museum, critiques of the new museology
Recibido junio 2021
Arbitrado julio 2021
Aceptado agosto 2021
Publicado septiembre 2021
https://orcid.org/0000-
Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, Ecuador
El presente artículo analiza críticamente, el papel del museo, cambios y características que lo han llevado a convertirse en el centro de debate de las últimas décadas. Siendo el sector cultura uno de los más afectados por la pandemia es necesario transformarlo en un espacio de diálogo y participación; fomentando así alternativas de acción a tomar en cuenta para afianzar la comunicación entre objeto, museo y visitante.
Palabras clave: Museología; educación; memoria; comunicación e interpretación
This article critically analyzes the role of the museum, changes and characteristics that have led it to become the center of debate in recent decades. Since the cultural sector is one of the most affected by the pandemic, it is necessary to transform it into a space for dialogue and participation; thus promoting action alternatives to be taken into account to strengthen communication between object, museum and visitor.
Keywords: Museology; education; memory; communication and interpretation
La comunicación atraviesa todo el museo. Por eso, tenemos que dar espacio a todos para que participen Guadalupe Requena MALBA, Argentina
Destinados a corroborar en sus salas el discurso aprendido y afianzar las relaciones de poder por las que fueron creados; surgen los denominados museos, palabra que deriva del vocablo griego museum1; siendo espacios caracterizados no solo por custodiar los más bellos e importantes acervos de la humanidad sino por la controversia y cambios que han sufrido a lo largo de la historia. Así, acercando su discurso a las audiencias se destacan desde los grandes escaparates en el siglo XVIII que albergaban las más importantes colecciones científicas hasta aquellos museos que mantenían un discurso nacionalista, donde todo conocimiento abordado en las aulas era corroborado por los estudiantes en las exposiciones; afianzando contenidos éticos, monumentalizando objetos e incluso llegando a convertirlos en mito.
Así se fueron posesionándose los famosos contenedores del patrimonio que no eran accequibles para todos, pero sobretodo mantenían un discurso destinado a afianzar las necesidades de poder de la época, tal y como lo menciona Cecilia Sales de Oliveira, el espacio museográfico era visto como un “templo o lugar sagrado, que reunia no solo lo que merece estudio y preservación, sino también donde se asocian las más variadas colecciones, representaciones conceptuales y físicas del universo”2, como si el espacio museológico pudiera abarcar todas esas características. Con los avances tecnológicos los museos encontraron una forma más fácil de acercar sus colecciones a los visitantes; pero ¿Qué tipo de conocimiento se estaba difundiendo?; por su origen siempre han estado en una zona de conflicto y han presenciado ausencias e injusticias que lo han llevado a ser un espacio de debate. Lastimosamente el escaso diálogo e inversión en el sector cultural lo han mantenido estancado; limitando sus acciones y con ello excluyendo cada vez más a los usuarios. Como lo dirían mis contemporáneos seguimos atados a decisiones hegemónicas.
¿Qué sucede cuando el museo es concebido no solo como ese custodio del pasado, sino también como un espacio de diálogo y participación? Largos textos se han escrito sobre el famoso termino “nuevo museo o la nueva museología”, que desde la declaración de 1972 en Santiago de Chile se ha expuesto las diversas preocupaciones y críticas frente al trabajo museológico y su limitante comunicación con el visitante. Polémicas que ha entrado en constantes debates por los expertos en las últimas décadas; la concepción de ver al museo como un lugar de interpretación, lo que se describe como un museo foro3 . Si bien es cierto todo espacio museológico de cierta forma es un templo por que resguarda bienes patrimoniales; así mismo puede ser también un espacio participativo que integre a las diferentes audiencias, pero sobretodo que acerque los conocimientos a los visitantes, generando así, nuevos puntos de vista de los objetos que se exhiben; proyectando al museo como un lugar de participación, abierto al diálogo y a la construcción de conocimientos.
Y son justamente estos pensamientos, generados por la experiencia, los que provocan otra interrogante ¿Se puede en realidad convertir un museo con su discurso y políticas establecidas en un espacio dialogal, en un lugar de encuentro y comunicación informal?; todo es posible; por ejemplo, es interesante escuchar el sin número de opiniones distintas que tienen los visitantes sobre cualquier muestra museográfica a la que asisten, ninguno sale con el mismo contenido así la mediadora sea la misma, la interpretación del espacio siempre será diferente, y son justamente estos detalles los que no se toman en cuenta. No existe un estudio ni un seguimiento sobre las necesidades, inquietudes y sugerencias que se generan con la muestra siendo esta una de las causantes para no llegar acertadamente con el discurso.
Y es que no solo son las políticas económicas o decisiones burocráticas las que limitan nuestro proceso creativo, sino también los tabúes que rodean a la sociedad, seguimos viendo al museo como un espacio sagrado, reservado para gente culta y de cierta forma lo convertimos en un lugar excluyente; segregador de personas, recuerdos y construcciones sociales. Es tan limitante ver la comunicación que generan los museos, el visitante no es el protagonista de la historia sino más bien su necesidad; consumismo, trabajo o estudios. Balerdi estaría confirmando sus críticas a los museos, o como él lo menciona “todo puede parecer distinto, así mismo todo sigue siendo igual”4, y es que en realidad el nombre nuevo museo se ha multiplicado considerablemente, generando grandes beneficios para quienes lo recrean y no es para menos, su distribución, tecnología e inmensas áreas captan diariamente el interés de cientos de visitantes que se ven atraídos por la curiosidad y la modernidad.
¿Qué pasa cuando el discurso tradicional se rompe y los visitantes crean su propia forma de entendimiento? o deciden reinventar el concepto de lo que miran a través de los objetos, o si desean involucrarse y formar parte de ellos. ¿Se los debe excluir o se debe reinventar la metodología de aprendizaje y participación?, tal y como lo menciona Silvia Adelroqui, “Educar la mirada no es imponer una mirada legítima, sino ayudar a los otros a construir la propia”5, al final de la visita la interpretación de los objetos lo hacen los usuarios y son ellos quienes componen la exposición y le dan vida con su crítica y su debate.
Por tanto es indispensable analizar qué tipo de mirada estamos generando en las audiencias pero sobretodo que concepto queremos proyectar. No se puede pretender que los visitantes capten el 100% de lo que nosotros ni siquiera comprendemos el 10%; y esta es una de las muchas carencias que seguimos manteniendo y que quizás la monotonía y el facilismo no generan mayores cambios en el discurso tradicional. Por eso hablar de museos ya no es solo hablar de las carencias y controversias, sino más bien de las oportunidades y beneficios que poseen. Reflexionar sobre las realidades que los rodean, retomar y mejorar todas aquellas actividades que generen vínculos con el espectador, pero sobretodo construirlo y reinventarlo cuantas veces sea necesario hasta llegar a constituir la comunicación crítica con el espacio.
Con los debates colonialistas del momento, la profesionalización continua y la crítica constructivista; poco a poco el museo se está convirtiendo en el espacio de diálogo que necesitamos. Es interesante ver como un objeto puede causar un sin número de emociones en los visitantes; no es el objeto lo que envuelve al visitante sino el mensaje que transmite con o sin mediador y es justamente el lograr captar la apreciación del público, el vincularlo con sus recuerdos, y el dejarlo crear, criticar y dialogar sin limitaciones, ese es el gran reto que tienen los museos y esto los convertirá en conductores no transmisores del conocimiento.
E
s importante abordar el concepto museo desde sus cimientos, desde su filosofía conceptual, recapitular lo que se ha realizado, reflexionar lo que se ha fallado, pero sobre todo pensar en el museo como un medio de comunicación y construcción no como cualquier herramienta que satisfaga diferentes necesidades. No es el contenido lo que se desea obtener de una visita sino la construcción de nuevos sentimientos, críticas y conocimientos. La pandemia sin duda nos ha traído frustraciones pero también ha sido un tiempo de reflexión y cambio; nos hizo comprender que, como educadores, los espacios museográficos no sólo se encuentran cerrados por la emergencia sanitaria, sino que también nuestro pensamiento ha caducado.
Es el momento de abordar el concepto de museo desde sus cimientos, desde su filosofía conceptual; recapitular sobre lo que se ha realizado, reflexionar en lo que se ha fallado y pensar en el museo como un medio de comunicación. Mi padre me decía “No existe mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista; el ser humano es tan maravilloso que en las peores necesidades es capaz de crear grandes cosas”. Justamente es esto lo apasionante y controversial de trabajar en museos: nunca sabes lo que puede pasar, todo puede variar, mejorar y reinventarse constantemente. Museos y cambio siempre están de la mano y es justamente esto lo que convierte a la pandemia en una oportunidad de aprender de los objetos y nutrirse de las audiencias. Estamos viviendo momentos difíciles; pero como educadores tenemos la valiosa oportunidad de crear, dejar a un lado los viejos paradigmas que aún nos atan al pasado y retomar el presente con fuerza.
Adelroqui Silvia; Pedersoli Constanza. (2011). Cristales para mirar, cap. 6, la educación en los museos. De los objetos a los visitantes, Buenos Aires
Balerdi, I. ¿Qué fue de la nueva museología?: el caso de Quebéc, Revista Artigrama, no. 17 (2002), 494. Énfasis añadido
De Salles Oliveira C. H., Museos de historia y producción de conocimientos: cuestiones para debate. En: Procesos, (Quito-2014), 120