Vol. 1, No. 1 | Mayo - Agosto 2019 | Páginas 32 - 54

ISSN: 2710 – 088X | ISSN-L: 2710 – 088X

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Actitud hacia la investigación de los artistas docentes de la Universidad Nacional Experimental de las Artes

 

Attitude toward research of the teaching artist of the national experimental university of the arts

 

Freddy Carmona

fcarmona9@gmail.com

Código ORCID: 0000-0003-2495-5744

Universidad Nacional Experimental de las Artes, Venezuela

 

Recibido febrero 2019

Arbitrado marzo 2019

Publicado mayo 2019

 

Resumen

Esta investigación tuvo como objetivo describir la actitud hacia la investigación de los artistas docentes de la Universidad Nacional Experimental de las Artes. El estudio se desarrolló dentro del holotipo descriptivo con un abordaje cosmológico, que dio lugar a la elaboración y aplicación de un instrumento estructurado de 59 ítems denominado Escala de Actitud hacia la Investigación de los Artistas Docentes (EAIAD). El diseño de la investigación fue transeccional contemporáneo de campo. La población estuvo conformada por los artistas docentes del CECA Plaza Morelos, donde se encuentran asignados los diferentes PNF. Se trabajó con una muestra de 75 docentes. Luego del análisis de la información, mediante la técnica univariable de la estadística descriptiva y el uso del software SPSS, los resultados indican una actitud medianamente favorable hacia la investigación.

Palabras clave:

Actitud; investigación; arte; investigación en arte

 

Abstract

The purpose of this research was to describe the attitude toward research of the teaching artists of the National Experimental University of the Arts. The study was developed within the descriptive holotype with a cosmological approach, which resulted in the elaboration and application of a structured instrument of 59 items called Attitude Scale towards the Investigation of Educational Artists (EAIAD). The research design was transeccional contemporary of field. The population was formed by the educational artists of the CECA Plaza Morelos, where the PNF are located The sample was formed by 75 teachers of the different PNF. After the analysis of the information, with a variety of univariable techniques of descriptive statistics and the use of SPSS software the results obtained shows a moderately favorable attitude toward research.

Keywords:

Attitude; research; art; research in art

 

INTRODUCCIÓN

 

C

on la entrada del siglo XXI, es indiscutible que los cuestionamientos a la sociedad, a la educación y a las disciplinas que integran el conocimiento humano se han incrementado, y parecen correr nuevos tiempos y nuevas exigencias. A fin de poder afrontar esos requerimientos con seguridad, es necesaria la formación de ciudadanos críticos, reflexivos y comprometidos, con su persona, con el otro, con la institución y con el país; que puedan dibujar, especialmente en la convivencia social, no sólo el presente, sino también su proyección al futuro.

En este sentido, expertos de diferentes disciplinas y con diversos background se esfuerzan por hacer posible los lineamientos teóricos necesarios para la formación de ese nuevo ser humano -niños, niñas y adolescentes actuales-, que conformarán la sociedad del futuro. Igualmente, desde hace ya algunos años organismos internacionales como la Unesco (1998) comenzaron a delinear los principios que servirían de guía para afrontar, y tener como referentes, para alcanzar lo señalado anteriormente.

Así, la educación se enfrenta a diferentes y crecientes retos que deben ser asumidos y superados para satisfacer adecuadamente los requerimientos de formación del talento humano y las necesidades de la sociedad. Cada día educar se convierte en una tarea difícil, ya que diariamente se plantean cambios vertiginosos que afectan a la educación y como consecuencia a la enseñanza. Las dificultades demandan la necesidad de desarrollar competencias que posibiliten la capacidad de adaptación del sujeto a los cambios permanentes que se suscitan.

De esta manera, la educación es percibida como una forma de mejoramiento de la situación de vida de la población; los jóvenes, y en medida creciente los adultos, perciben en la formación universitaria una manera de acceso a las oportunidades de empleo que ofrecen los segmentos más dinámicos de la economía formal. En el caso venezolano, la educación se encuentra ligada con el trabajo, desde las disposiciones fundamentales en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) y en el Artículo 3, en específico, como garantes fundamentales del desarrollo integral de la persona.

En tal sentido, la educación superior reviste particular importancia ya que constituye el nivel educativo que da entrada institucional a la inserción del personal preparado para el mercado laboral; pero, precisamente por esa importancia, se mantiene en constante cuestionamiento. La educación superior tiene como finalidad la producción de saberes en función a lo que requiera la sociedad donde se ubica, por lo que existe una revisión constante de sus lineamientos académicos, de investigación y extensión y, en consecuencia, se hace necesaria una integración entre la universidad y la sociedad para la generación de los conocimientos que ella demanda.

En esta perspectiva, la educación superior, a través de la universidad como espacio de creación, producción y difusión de saberes, cuenta con el capital intelectual para su generación, por lo que, en medio de estas demandas, asume una de sus funciones: la investigación como vía estratégica y oportuna de los docentes universitarios, como profesionales en su área, para la generación de conocimiento y nuevas prácticas educativas e investigativas que den respuesta permanente en cada ámbito exigido por las organizaciones comprometidas con el desarrollo económico, cultural y educativo del país.

La educación universitaria en artes no escapa a lo descrito anteriormente, además el arte es admitido como transmisor del patrimonio de la humanidad, lo que asegura junto al campo cultural la continuidad de la organización social, se reconoce su importancia en cuanto al mantenimiento y progreso de la civilización; sin dejar de lado el momento histórico que vive el país que requiere ideas creativas que coadyuven con el desarrollo que se desea.

En ese contexto, la investigación tiene un papel estratégico en la interpretación de las nuevas realidades y la búsqueda de alternativas de solución, ya que es una vía para la obtención y generación de conocimientos acerca de la realidad. En este sentido se deben desarrollar competencias críticas y reflexivas desde los primeros años de educación para asegurar una actitud positiva a los procesos de indagación a futuro. Al respecto Tamayo y Tamayo (1996) señalan que la investigación estimula la curiosidad, incita a cuestionar las prácticas tradicionales, echa por tierra ideas y actitudes enquistadas.

No obstante, muchos profesores responsables de las asignaturas relacionadas con la investigación, carecen de la formación en esa área, jamás han realizado una investigación, no han generado líneas de investigación o no forman parte en ninguna línea como investigadores adscritos, lo que significa que no tienen proyectos y como resultado, carecen de experiencia y competencia en investigación.

Lo anteriormente dicho se evidencia en una investigación realizada en 1999 a través de la Fundación Sypal por Hurtado (2000), con profesores de metodología de la investigación de 28 maestrías en diversas universidades de Venezuela, donde se encontró que “el 25% de los docentes encuestados imparte sus clases únicamente con los conocimientos recibidos en las materias metodológicas vistas en su carrera o postgrado” (p. 130). Lo cual trae como consecuencia, poco interés hacia las actividades relacionadas a la investigación y poca estimulación de los estudiantes hacia las mismas.

Es así como el nuevo espacio de diálogo entre arte, educación e investigación, que se espera sea la Universidad Experimental de las Artes (Unearte), necesita herramientas que posibiliten encontrar, revelar, de-construir, los lenguajes artísticos que reclaman convertirse en un ejercicio de responsabilidad profesional de los artistas que asumen en todo el mundo la docencia, en especial la docencia universitaria, razón por la que el quehacer artístico debe apropiarse de nuevas posiciones y posibilidades al valorar la investigación como nutriente. En este sentido, normalmente en la educación formal se asocia razón-ciencia y arte-emoción, dicha asociación es aceptada no solo por padres, directivos y alumnos, sino también por algunos miembros del profesorado.

Si se sigue el desarrollo de esta idea se puede inferir como lo señala Fernández (2010) que con respecto a la ciencia

 

… la escuela tiene un contenido a enseñar que los alumnos pueden aprender. En cambio, respecto al arte, todavía muy asociado exclusivamente a lo sensible y sentimental, no hay contenidos a enseñar, ni investigación, no se apela a un campo cognitivo, sino que se apunta a dejar que aflore algo que está latente en los alumnos para que «se expresen». (p. 30)

 

Si la educación universitaria necesita un docente investigador, entonces la educación universitaria en artes también necesita un artista docente investigador; lo cual complejiza los argumentos emitidos. Trueba (1999, c.p. Segura, 2004) asume al docente como:

 

La persona capaz de ejecutar roles de investigador, apoyado en la labor de equipo, orientado en la unión de esfuerzos, la promoción e intercambio de ideas e innovaciones, y capaz de compartir información y conocimientos en espacios más exigentes con los conocimientos. (p. 19)

 

En este mismo orden de ideas, Díaz (2015) señala que el acto de investigar en las artes abre la puerta a la transformación consciente de su práctica, da la posibilidad de incidir con mayor fuerza en la época, y no ser arrastrado por ese conocimiento, en cambio la investigación en las artes es un mecanismo que puede modificar su flujo. Cabe considerar, como lo señala Corona (2015) al expresar que la creación artística es en sí misma una actividad en la que se involucra la investigación, porque en ella se conjugan estrategias de indagación, métodos de observación, reflexión y análisis de datos para llegar a conclusiones, que se aplican en la construcción del objeto artístico.

Frente a tales exigencias en el ámbito universitario, en particular para este tipo de trabajo, el de las artes; el profesor debe desarrollar, como lo refiere Mata (2001), la actitud positiva por la labor investigativa, y debe demostrar en forma permanente disposición para mantenerse actualizado en su área de competencia lo que incluye los métodos, técnicas y estrategias de los procesos investigativos.

Pero, en muchos casos la educación universitaria en artes se centra en los aspectos técnicos de cada una de sus áreas, y la investigación es dejada de lado. Así, en el caso del Instituto Universitario en Danza (Iudanza) se intentó un programa de estímulo a la investigación y se hizo un llamado a sus docentes para que la asumieran como parte de su hacer ofreciéndoseles como incentivo el apoyo económico para la realización de investigaciones. Este llamado se concretó en reuniones, talleres y jornadas sobre investigación, pero, en cierta forma, no tuvo mucha acogida, ya que en estas actividades sólo se presentó un mínimo de los docentes de planta.

Luego del proceso de creación de la Universidad Nacional Experimental de las Artes en 2010, la cual aglutinó a los diferentes institutos universitarios de artes existentes –teatro, danza, música y artes plásticas-; se intenta nuevamente alentar a los artistas docentes hacia la investigación.

Actualmente, ante la posibilidad cercana de aprobación de los estudios de educación avanzada en esta institución, se hace urgente la participación activa de los artistas docentes; al respecto, Hurtado (2000) señala que tradicionalmente “se ha pensado que la forma más directa de dar respuesta a la formación de investigadores es a través de los postgrados como vía de formación de investigadores” (p. 73); pero para que se dé la aprobación de dichos estudios es necesario la activación de la investigación como eje de la función universitaria.

En un estudio realizado por Bracho (2012) se evidencia que para la creación de un programa de postgrado, debe existir una cultura investigativa consolidada; al respecto Hurtado (2000) señala que “la cultura investigativa contiene la tradición, la experiencia, las concepciones, la motivación y la información que sobre la ciencia y los procesos para obtener conocimiento se tienen” (p. 55).

Es de señalar, curiosamente, que algunos artistas docentes de Unearte repiten constantemente que tienen muchos años investigando sobre su área, pero contradictoriamente no se evidencia ninguna producción escrita sobre ello, lo que permite afirmar que en realidad lo que quieren decir es que tienen años trabajando en su área. Afirmación que puede hacerse ya que la producción intelectual es una condición inherente al título de docente universitario, y de no existir puede decirse que no se actúa éticamente por no cumplir con sus funciones.

De igual manera, muchas veces los artistas docentes se sienten más artistas que docentes, en consecuencia, no investigadores; lo que refrenda Fernández (2010) al señalar que:

 

El arte, se basa en lo emocional; lo que presenta es subjetivo; no necesita de la investigación; requiere de «capacidad», para el arte se tienen o no se tienen condiciones; permite que el sujeto exprese su interior o que refleje en forma transparente el exterior; no es cosa seria porque su misión es entretener, conmover, adornar; usa la metáfora. La técnica virtuosa sumada al talento da por resultado una obra de arte. (p. 28)

 

La investigación es una actividad que muchas veces no es del interés del artista, ni él cree necesitarla; ya que, como lo refiere Marentes (2015) el artista, el genio, el creador son epítetos que enaltecen la capacidad de un sujeto para producir belleza y por supuesto seduce al ego del aspirante a ocupar dichas actividades sociales, por lo que llega a pensar que sólo hace falta la iniciativa de quien tiene capacidades innatas para que se dé el acto creativo y su producto, el objeto artístico, por tanto no es necesario investigar.

En consecuencia, se hace contradictorio el deber ser con la realidad de la Unearte, por lo que en el contexto señalado se hace entonces necesario reflexionar acerca de tal situación, la cual motivó el desarrollo de esta investigación orientada a indagar la actitud o disposición por las actividades relacionadas a la investigación, lo que implica la descripción de las creencias, afectos y conductas de estos docentes artistas de la Unearte, en especial los del Centro de Creación Artística Plaza Morelos.

Todo lo anteriormente expuesto es el eje central de este estudio y al mismo tiempo plantea la necesidad de conocer la predisposición de los artistas docentes hacia la investigación, de allí que como inicio hacia la búsqueda de información útil para la toma de decisiones gerenciales a nivel directivo y que al mismo tiempo impulse la producción de saberes de quienes conforman la comunidad unertista, se pretende dar respuesta a la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es la actitud hacia las actividades de investigación de los artistas docentes de la Universidad Nacional Experimental de las Artes, en el Centro de Creación Artística Plaza Morelos?

Algunos autores señalan que los seres humanos siempre adoptan posiciones, emiten juicios, positivos o negativos sobre determinados hechos sociales en su entorno (personas, objetos o eventos), y a esta disposición valorativa y afectiva de las personas la denominan actitud (Eagly y Chaiken, 1993). Al comienzo de las investigaciones, se daba por sentado que las actitudes controlaban el comportamiento humano, de allí que la psicología social se erige como el área rectora de los estudios sobre el tema.

Es así como según Vázquez y Massanero (1995). El primer aporte en la propuesta de las actitudes como constructo surge a partir de las áreas compartidas por la sociología, la antropología y la psicología. Indican estos autores que uno de los primeros en interesarse por el tema de las actitudes fue Allport, quien ya desde 1935 ofreció una recopilación de alrededor de más de 100 definiciones sobre el término.

Desde ese momento hasta ahora se han hecho muchas más aproximaciones; y en lo que sí concuerdan la gran mayoría de ellas es que las actitudes no nacen con las personas; en este sentido Novel et al. (2000) señalan “las actitudes no son innatas, sino que pertenecen al dominio de la motivación humana, es decir, no se autogeneran psicológicamente, sino que se forman o aprenden en relación con otras personas o grupos, instituciones, objetos, valores o ideologías” (p. 32).

De igual manera, Eagly y Chainken (2005) al hacer una revisión refieren que en la década de los 20 y los 30 del siglo pasado el interés se centraba sobre la factibilidad y los métodos de medición de las actitudes. Más tarde, en la postguerra la preocupación se enfoca en la persuasión y el cambio de actitudes, dejando a un lado otros tópicos de la actitud; así en la búsqueda de establecer la capacidad de la actitud para predecir la conducta se llega a estudiar la relación entre las actitudes y el comportamiento.

En los sesenta, según Vázquez y Manassero (1995), fue la década de las revisiones y de las críticas radicales a los excesos, aciertos y errores cometidos al investigar sobre las actitudes; menciona que durante los setenta los análisis y diseños eran más depurados y estrictos; y en los ochenta se desarrollaron modelos cognitivos de las actitudes, entre ellos el de la acción razonada y el de procesamiento de la información también llamado modelo probabilístico de la información de Petty y Cacioppo.

Sin embargo, el modelo de más impacto es el llamado modelo tridimensional, recogido en múltiples trabajos y del cual expresa Ibáñez (2004) que este modelo engloba: a) “un conjunto organizado de creencias o ideas, b) que predisponen favorablemente o desfavorablemente, c) a actuar respecto a un objeto social” (p. 134); es decir, las actitudes están formadas por tres componentes: cognición, afecto y conducta.

En relación con el componente afectivo Breckler (1984) lo define como “una respuesta emocional” (p. 1191) que se deposita sobre un determinado objeto social; para ello se precisa de su representación cognitiva, es decir, hay que conocer ese objeto para otorgarle afectividad.

Si es cierto que, existe un control racional de los sentimientos y emociones, las influencias de tipo afectivo tienen a su vez ascendiente sobre muchos comportamientos psicológicos en las personas.

En cuanto al componente cognitivo: Novel, Lluch y Miguel (2000) refieren que para que exista una actitud en relación a un objeto determinado es necesario conocerlo, tener una representación cognitiva; por lo que el componente cognitivo implica un conocimiento, opinión, idea, convicción o pensamiento en torno a algo.

Es así como de acuerdo con la posición de los autores antes mencionados, la evaluación que se hace de una situación u objeto depende en gran manera de lo que se piensa de ellos, por lo que el conocimiento en relación con dicho objeto actitudinal en otras experiencias, proporciona una buena estimación de evaluación. Esto implica la Teoría de la Acción, referida por Fishbein y Ajzen (1975), cuando explican que, por un lado, la acción hacia un objeto resulta de las creencias que las personas tienen hacia el mismo; por lo que cuando se consideran unánimemente compartidas, se vuelven “normativas” para un grupo. Por otro lado, está el grado en que la persona cree que las consecuencias expresadas por la creencia son positivas o negativas, y que los autores llaman “deseabilidad subjetiva”.

Estos dos componentes, afectivo y cognitivo, están muy vinculados entre sí y tienden a ser coherentes, ya que a medida que aumenta la afectividad hacia algo o alguien, aumenta a la vez el interés para conocerlo mejor: a mayor conocimiento del objeto de la actitud, mayor carga afectiva se le otorga.

Asimismo, una actitud puede ser conformada a través de la continuidad de una conducta individual por lo que la conducta también puede ser una fuente de actitudes que sirven como fundamento para la intervención y modificación de comportamientos.

De allí que el componente conductual refiere que el comportamiento no se encuentra únicamente determinado por lo que a las personas les gustaría hacer, sino también por lo que deben hacer o con declaraciones verbales de comportamiento: el comportamiento muchas veces está en función de las normas sociales, las cuales han creado hábitos y estereotipos que son los que consolidan una conducta.

Para Kats y Scotland (1960, c. p. Novel et al., 2000) el proceso de adquisición y desarrollo de las actitudes está relacionado con las funciones que cumplen en la personalidad del sujeto, principalmente las de atender determinadas necesidades de la persona.

De allí que la actitud es una manera de adaptación activa de las personas al medio ambiente, ya que depende de las diferentes experiencias de cada uno con el objeto actitudinal, en cuanto a los procesos cognitivos, afectivos y conductuales manifestados en las mismas; además, y lo que es importante, son aprendidas y por tanto pueden ser modificadas; ya que son expresiones de las creencias, sentimientos y conductas en dicho proceso de adaptación.

Estos tres componentes no son inamovibles, sino que experimentan variaciones dentro de un continuo. A su vez, se tiene que tomar en cuenta que, si la actitud se puede expresar en tres formas diferentes, entonces existe la posibilidad de que las tres funcionen a la vez, o por separadas unas de las otras; lo que remite a la consistencia de las mismas y a la complejidad de su estructuración. Por lo que es de suponer que una creencia positiva sobre un objeto actitudinal debería estar acompañada de afectos positivos, así como de conductas relacionadas de la misma manera; y lo mismo ocurriría con las creencias negativas.

Lo que exige, además, que las evaluaciones parciales de cada uno de los componentes de la actitud deberían mantener un equilibrio con la valoración global que muestra la actitud, dicho equilibrio remite a la denominación de consistencia actitudinal. Sin embargo, esto no siempre ocurre de esta forma, ya que se acepta que depende en cada caso del surgimiento de las actitudes; al respecto Morales (1999) señala:

 

… no todas surgen de un conocimiento preciso, detallado y ponderado de dicho objeto, y que las personas desarrollan, en muchas ocasiones, actitudes cuya fuerza y estabilidad no dependen, o al menos no primordialmente, de sus creencias sobre el objeto de la actitud, sino más bien de la intensidad de la carga afectiva de dicho objeto o de la elevada familiaridad. (p. 203)

 

Esto es confirmado por Eagly y Chaiken (1993) cuando llegan a la conclusión que no todas las personas presentan el mismo grado de consistencia, esto debido: a) no armonizar las creencias con la evaluación global por falta de correspondencia entre la “probabilidad subjetiva” y la “deseabilidad subjetiva” (Fishbein y Ajzen, 1975).

En otras palabras, la actitud tiene un carácter más afectivo y conductual que cognitivo; y la falta de creencias sobre el objeto actitudinal no permite definición y por tanto no hay relación del sujeto con el objeto actitudinal. Asimismo, la ambivalencia actitudinal –que es un caso especial de inconsistencia- puede darse tanto en el componente cognitivo como en el afectivo.

Finalmente, y a manera de resumen de lo expuesto, se puede observar que la concepción de las actitudes ha cambiado a través del tiempo, pero en algunas áreas se muestran acuerdos entre las muchas definiciones, así se tiene que:

 

-     Son un conjunto organizado de convicciones, creencias, valores.

 

-     Son predisposiciones hacia un objeto y no la conducta afectiva hacia él, por lo que son aprendizajes estables, que pueden ser adquiridos, fomentados, reorientados e incluso pueden cambiarse. Así, las actitudes pueden tomar diferentes manifestaciones, verbalizaciones, conductas o sentimientos. Dentro de la gama de direcciones que pueden tomar también están: favorable/desfavorable, aprobación/desaprobación, gusto/disgusto, acercamiento/alejamiento.

 

Asimismo, autores como Ibañez (2004) y Petti y Cacioppo (1981) las definen como tridimensionales, por incluir lo cognitivo, lo afectivo y lo conductual.

Además, Eagly y Chayken (2005) consideran que un elemento determinante en la mayoría de las definiciones es que se les consideran juicios o valoraciones aprendidos a través del proceso de socialización.

De igual manera las definiciones más actuales de actitud llamadas tendencias evaluativas, con relación a una multidimensionalidad, lo que hacen es incorporar las principales áreas de coincidencia encontradas entre las diversas definiciones dadas.

Es así como Gardner (1975, c. p. Vázquez y Manassero, 1995) define la actitud como “las disposiciones, tendencias o inclinaciones a responder hacia todos los elementos (acciones, personas, situaciones o ideas) implicadas en el aprendizaje de las ciencias” (p. 34).

En este mismo orden de ideas, Sánchez (2001) se acerca un poco más y define actitud científica como la disposición o tendencia sistemática que tiene el docente universitario a comprometerse como investigador, siempre que ocurran determinadas condiciones y situaciones (lo externo) en correspondencia con un conjunto de rasgos que engloban unos valores, informaciones, creencias y habilidades, en el individuo (interno).

En efecto, Vázquez y Manassero (1995) reconocen tres componentes principales de la actitud hacia la ciencia: el interés por los contenidos de la ciencia (sosos/aburridos o interesantes/atractivos); las actitudes hacia los científicos (personas) y su trabajo; y las actitudes hacia los logros de la ciencia desde su ambivalencia en la responsabilidad social (energía y armas nucleares, contaminación industrial).

 

MÉTODO

 

M

etodológicamente la investigación es de tipo descriptiva, con un diseño de campo transeccional contemporáneo, unieventual. La población para este estudio estuvo conformada por los docentes asignados a cada uno de los PNF del CECA Plaza Morelos en el Distrito Capital. La población era conocida y se podía tener acceso a ella para la recolección de la información; por tanto, se tomó a su vez como muestra ante la posibilidad de poder obtener la mayor cantidad de información, al final la muestra estuvo compuesta por 75 artistas docentes de dicho centro.

Se utilizó la técnica de la encuesta, debido a que la información no podía ser percibida directamente por el investigador, ya que es una experiencia interior de cada uno de los artistas docentes, por tanto, se hizo necesario hacer preguntas directas para a través de las respuestas obtener la información necesaria. Para la recolección de la información se utilizó como instrumento la Escala de actitud hacia la investigación (EAI); diseñada por Mata (2001) que permite medir un evento utilizando ítems graduados del mismo y con lo cual se aseguraba la obtención de resultados válidos y confiables a partir del mismo.

La técnica para calcular la validez de constructo (correspondencia teórica entre los ítems y el concepto del evento) fue la validación por jueces, por lo que se seleccionaron tres investigadores de diferentes universidades del país, por su trayectoria como investigadores y profesores universitario, además por su peritaje en diversos aspectos metodológicos. Por otro lado, la validez de contenido se obtuvo a través del proceso de la elaboración de la tabla de especificaciones.

La confiabilidad basada en la correlación inter-elementos promedio, es decir como consistencia interna, se basó en el Alpha de Cronbach cuyo resultado arrojó un índice de confiabilidad de 0.963 muy cercano a 1, lo que indican una muy buena consistencia interna del instrumento utilizado para medir la actitud hacia la investigación de los artistas docentes de la Unearte.

Para el tratamiento de los datos, se utilizó la estadística descriptiva y para su interpretación se construyó un baremo a partir del puntaje del instrumento (ver Tabla 1).

 

Tabla 1. Baremo de interpretación

 

Rango

Categoría

 

0 – 19,9

 

Muy desfavorable

20 – 39,9

Desfavorable

40– 59,9

Medianamente favorable

60 – 79,9

Favorable

80- 100

Muy favorable

Fuente: Elaboración propia.

 

RESULTADOS

 

Análisis global del evento

Las derivaciones arrojadas en el análisis global del evento de estudio: actitud hacia la investigación de los artistas docentes, reflejan a partir de la Tabla 2 que el grupo de docentes objeto del estudio obtuvo una mediana de 50, sobre un total de 100 puntos, la cual según el baremo de interpretación indica una actitud medianamente favorable hacia la investigación en la universidad lo que comprende las actividades de tutoría y de publicación.

Asimismo, el 25% de los docentes obtuvo una puntuación menor a 42 puntos en actitud hacia la investigación. La cuarta parte no llega al mínimo aceptable de 50 puntos sobre 100. La actitud de estos docentes es desfavorable hacia todos los aspectos relacionados con la investigación. Otro 25% de los docentes obtuvo puntajes entre 42 y 50, lo que significa que están alrededor del límite mínimo, y se ubican en la categoría medianamente favorable. El 75% de los docentes alcanzaron puntajes menores a 61 puntos.

 

Tabla 2. Resultados de la Variable Actitud Investigativa

 

Mediana

50

Mínimo

17

Máximo

89

 Percentiles

25

42

50

50

75

61

Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD

 

El análisis por categorías que muestra la Tabla 3, evidencia que el 53,33% de los docentes tienen una actitud medianamente favorable, el 5,33 % tiene una actitud muy favorable y el 1,33% muy desfavorable; asimismo un 22,67% se ubica en favorable. El grupo tiene mayor frecuencia en medianamente favorable y está alrededor de lo mínimo requerido, ni muy bien, ni demasiado mal, lo que puede tener su explicación en algunos aspectos que pueden ser develado al hacer el análisis de las sinergias del evento.

 

Tabla 3. Frecuencias y porcentajes de las categorías.

 

 

Frecuencia

Porcentaje

Porcentaje acumulado

Muy desfavorable

1

1,3

1,3

Desfavorable

13

17,3

18,7

Medianamente favorable

40

53,3

72,0

Favorable

17

22,7

94,7

Muy favorable

4

5,3

100,0

Total

75

100,0

 

Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD

 

Al hacer el análisis global por sinergias (ver Tabla 4.) se observa que el mayor puntaje lo obtiene la sinergia conductual, con una mediana de 58 puntos sobre 100, en segundo lugar se ubica la sinergia afectiva con una mediana de 51 puntos y en el tercer lugar con la más baja puntuación de la mediana, la sinergia cognitiva con 46 puntos. Los resultados obtenidos en cada una de las referidas sinergias al compararse con el baremo de interpretación les ubica en la categoría de medianamente favorable lo que indica una actitud medianamente favorable hacia la investigación en cuanto a lo referido a cada una de las sinergias.

 

Tabla 4. Resultados de la sinergias

 

 

Sinergia Cognitiva

Sinergia Afectiva

Sinergia Conductual

Mediana

46

51

58

Mínimo

13

18

16

Máximo

82

89

100

Percentiles

25

36

43

50

50

46

51

58

75

54

61

67

Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD

                                                        

En el análisis de las categorías (ver Tabla 5) se puede observar que el 53,3% de los docentes se ubicó en la categoría medianamente favorable. Hay sólo dos resultados, uno que se incluyen en la categoría muy desfavorable y el otro, en la muy favorable; y apenas el 14,7% tiene una actitud favorable hacia la investigación.

 

Tabla 5. Resultados de la Sinergia Cognitiva

 

 

Frecuencia

Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

 

Muy desfavorable

1

1,3

1,3

1,3

Desfavorable

22

29,3

29,3

30,7

Medianamente favorable

40

53,3

53,3

84,0

Favorable

11

14,7

14,7

98,7

Muy favorable

1

1,3

1,3

100,0

Total

75

100,0

100,0

 

Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD

 

Para precisar con más detalle los aspectos de esta sinergia, se realizó un análisis de cada ítem con los siguientes resultados:

Los ítems con mayor acuerdo (ver Gráfico 1) fueron los relacionados a la utilidad de las normas de presentación de trabajos (66%), el de la investigación es necesaria para el arte (63%), así como el relacionado a la investigación permite la generación de conocimiento (60%). En el caso inverso, los ítems relacionados al sueldo del docente no alcanzan para asumir los gastos de investigación (90%), la creación artística es investigación (89%) y el trabajo de investigación y creación artística son lo mismo (90%).

 

 

Gráfico 1. Representación de los ítems de la sinergia cognitiva. (Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD)

 

Por otro lado, la Tabla 6 muestra resultados de la sinergia afectiva donde un 52% de la muestra se encuentra en la categoría medianamente favorable, en el extremo muy desfavorable se ubicó un 5,33% y en el muy desfavorable sólo un 1,33%; un 20 % desfavorable y el favorable un 21,33%. Hay dos casos en la categoría muy favorable, que se comportan como atípicos: el N° 11 y el N° 52, el primero ya descrito con anterioridad, y el segundo caso es una docente del PNF en Teatro, con maestría y que facilita una unidad curricular teórica, de dedicación exclusiva, ha realizado investigaciones, una sola publicación y varias tutorías. Esto hace suponer que su preparación académica en otra área le permite manifestar esta respuesta afectiva hacia la investigación.

 

Tabla 6. Resultados de la Sinergia Afectiva

 

Frecuencia

Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

 

Válidos

 

Muy desfavorable

1

1,3

1,3

1,3

Desfavorable

15

20,0

20,0

21,3

Medianamente favorable

39

52,0

52,0

73,3

Favorable

16

21,3

21,3

94,7

Muy favorable

4

5,3

5,3

100,0

Total

75

100,0

100,0

 

Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD

 

Por otro lado, un 52% de la muestra se encuentra en la categoría medianamente favorable (Ver Gráfico 2), en el extremo muy desfavorable se ubicó un 5,33% y en el muy desfavorable sólo un 1,33%; un 20 % desfavorable y el favorable un 21,33%. La distribución indicó que los datos son muy heterogéneos.

Hay dos casos en la categoría muy favorable, que se comportan como atípicos: el N° 11 y el N° 52, el primero ya descrito con anterioridad, y el segundo caso es una docente del PNF en Teatro, con maestría y que facilita una unidad curricular teórica, de dedicación exclusiva, ha realizado investigaciones, una sola publicación y varias tutorías. Esto hace suponer que su preparación académica en otra área le permite manifestar esta respuesta afectiva hacia la investigación.

 

 

Gráfico 2. Representación de las categorías de la sinergia afectiva. (Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD).

 

Para precisar con más detalle los aspectos de esta sinergia, se realizó un análisis de cada ítem, el cual se presenta en el Gráfico 3.

 

Gráfico 3. Representación de los ítems de la sinergia Afectiva. (Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD)

 

Los ítems con mayor acuerdo se relacionan con consultar expertos cuando realiza tutorías (61%), investigar actualiza el conocimiento (60%) y consultar medios electrónicos en la búsqueda de información (58%), consultar a expertos cuando realiza tutorías (13%). En el caso inverso, los ítems relacionados a publicar en revistas especializadas (75%), el tiempo que debe invertir en correcciones en las tutorías y la dependencia que desarrolla el tutoreado en las tutorías (57%).

En relación a la distribución de los casos de la sinergia conductual de la actitud hacia la investigación se muestra en Tabla 7 que un 25% obtuvo un puntaje por debajo de 50, 75% obtuvo puntajes por debajo de 67; con lo que se evidencia una disposición favorable hacia los procesos relativos a la investigación.

 

Tabla 7. Resultados de la sinergia conductual

 

Frecuencia

Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

 

Válidos

 

Muy desfavorable

 

2

 

2,7

 

2,7

 

2,7

Desfavorable

9

12,0

12,0

14,7

Medianamente favorable

27

36,0

36,0

50,7

Favorable

29

38,7

38,7

89,3

Muy favorable

8

10,7

10,7

100,0

Total

75

100,0

100,0

 

Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD

 

 

Gráfico 4. Representación de las categorías de la sinergia conductual. (Fuente: Datos obtenidos de la aplicación del instrumento EAIAD)

 

Los resultados de la sinergia conductual de la actitud hacia la investigación arrojaron una mediana de 58 puntos lo que la ubica como la de mejor puntuación. Asimismo, un 25% tuvo un puntaje por debajo de 50, y el 75% obtuvo puntajes por debajo de 67. Con lo que se evidencia una disposición favorable hacia los procesos relativos a la investigación.

Por otro lado, esta es la sinergia que en los criterios de categoría (ver Gráfico 4) obtuvo el mayor porcentaje de favorable con 10,67%, igualmente se obtiene un porcentaje 74,7% de la muestra en la categoría favorable y medianamente favorable, lo que demuestra por qué esta es la sinergia con mejor desempeño; en el extremo muy desfavorable se ubicó un 2,67%. Con un puntaje mínimo de 16 y un máximo de 100, y con la presencia de varios resultados alrededor de estos puntajes, que se comportan como casos atípicos. En la categoría muy desfavorable se encuentran los artistas docentes 70, 72, 73 y 75. En la de muy favorables se encuentran el 28, 44, 51, 53.

El caso N° 70 es un profesora de categoría asistente del PNF Teatro con un dedicación de tiempo completo, con un año de trabajo en la universidad con estudios de maestría que está comenzando su trabajo en la universidad y por tanto sus actividades en la investigación en la institución; pero se puede inferir por su puntaje, que es muy posible que su acercamiento a los procesos de investigación no han sido lo más favorable posible.

Con respecto al caso N° 72, es una profesora de categoría asistente con dedicación de medio tiempo, y con ocho años de trabajo en la universidad con el título de licenciada que se dedica a la enseñanza de una unidad curricular artística del PNF Danza y ha realizado sólo su trabajo de investigación de pregrado.

Por otra parte, el caso N° 73, es un profesor del PNF Teatro de categoría asistente y de tiempo completo con tres años de servicio y que desarrolla los contenidos de una unidad artística de dicho programa; que ha realizado sólo la investigación del pregrado sin trabajos en las otras áreas relacionadas a la investigación.

El caso N° 75, es una licenciada del PNF de Danza con un año de servicio, que administra una unidad curricular artística y que su acercamiento a las actividades relacionadas a la investigación es poca. En todos los casos presentados, se observa que es posible que sean artistas jóvenes que están empezando la carrera docente y se sienten más artistas que investigadores, por tanto su disposición es mayor hacia todo lo relacionado con arte.

En el otro extremo se tiene el caso N° 28, es un profesor instructor a tiempo completo del PNF Teatro, que administra unidades tanto artísticas como teóricas con maestría con doce años de servicio y con una carrera desarrollada en todas las áreas relacionadas con la investigación.

El N° 44, es una asistente de medio tiempo del mismo PNF con estudios de maestría y catorce años de servicio, una dedicación de medio tiempo y con la administración de una unidad curricular teórica; que su acercamiento a las áreas de la investigación es más amplia en la tutoría, por lo que se puede inferir que sus estudios de postgrado le permiten ayudar a otros en el logro de las investigaciones, pero que no ha podido aplicarlos en ella misma.

El caso N° 51, a pesar de haber hecho pocas investigaciones, ha logrado en sus trece años de servicio acompañar a sus estudiantes a la consecución de sus trabajos de grado y ha realizado publicaciones. Esto conduce a decir que es posible que sus estudios de postgrado le permitan hacer lo planteado, a partir de la administración de unidades curriculares teóricas en el PNF de Danza.

El N° 53, es un profesor agregado de dedicación exclusiva con seis años de servicio y con estudios de cuarto nivel, que ha sabido desarrollar todas las áreas relacionadas a la investigación y que es posible que su preparación académica tengan que ver con otras áreas del conocimiento. En los casos presentados, se encuentran docentes con experiencia en sus áreas y que sus estudios de postgrado, posiblemente les hayan permitido poder desarrollar sus carreras docentes y afrontar los procesos pertinentes a la investigación.

Los ítems que tuvieron mayor porcentaje de acuerdos fueron el de tener acceso a redes de información (63%), el de obtener información sobre análisis de datos (59%), disposición para intercambiar información con otros especialistas que investigan en artes con 56%, el de asumir proponer líneas de investigación y el de disposición para la realización de cursos de metodología, estos con un 52%. Los de mayor porcentaje de desacuerdo fueron preparar información para publicar (29%), dirigir proyectos de investigación (25%) intercambiar resultados de las investigaciones, investigar con otros (22%).

 

CONCLUSIONES

 

L

os resultados del estudio arrojaron que la actitud global hacia la investigación de los artistas docentes de la Unearte es medianamente favorable; lo que indica una mediana actitud para la ejecución de actividades referidas al área de la investigación.

Los resultados de medianamente favorables obtenidos en cada una de las sinergias ofrecen indicios para, con nuevas investigaciones al respecto, llegar hasta las motivaciones que tiene el personal en estudio para no involucrarse o comprometerse en actividades propias de la investigación.

 

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