https://revistafranztamayo.org/index.php/franztamayo/article/download/792/2050/4119ISSN: 2710-088X - ISSN-L: 2710-088X

Volumen 4 No. 10 / Mayo - agosto 2022

Páginas 100 – 118

https://revistafranztamayo.org/index.php/franztamayo/article/download/747/1975/3975

 

El camino comprensivo en la investigación educativa: Reflexiones dentro de la fenomenología hermenéutica

 

The comprehensive path in educational research: Reflections within the hermeneutical phenomenology

Francis Carolina González Pérez

francis.gonzalez@uny.edu.ve

https://orcid.org/0000-0002-2115-5576

Universidad Yacambú, Cabudare, Venezuela

 

Recibido marzo 2022 / Arbitrado marzo 2022 / Aceptado abril 2022 / Publicado mayo 2022

 

Resumen

El propósito de este artículo es reflexionar acerca del camino metodológico vivido en la experiencia investigativa educativa de la autora desde los postulados fenomenológicos hermenéuticos de Van Manen. El estudio se adscribe a un enfoque cualitativo basado en la comprensión hermenéutica bajo los preceptos metodológicos y procedimentales de una sistematización de experiencias, con base en 3 momentos: génesis textual, develamiento de los temas, comprensión hermenéutica. Los hallazgos se asumen en un espacio de significatividad fugitiva por principio que rehúye de la posibilidad de objetivar el conocimiento emergente de los fenómenos educativos, los cuales parten de una pregunta fenomenológica esencial en espacios de interpretación y comunicación con los versionantes y se reconocen como sujetos personas cuya subjetividad es valorada. Las conclusiones se refieren a la convocatoria de la educación como ciencia humana de ser estudiada con métodos que se deslicen hacia lo subjetivo e intersubjetivo, que den profundidad a las voces de quienes actúan esa realidad y de producir textos fenomenológicos que nos acerquen a la sensibilidad del acto educativo con criterios de calidad propios del método.

Palabras clave: Investigación educativa; fenomenología; hermenéutica; investigación cualitativa.

 

Abstract

The purpose of this article is to reflect on the methodological path lived in the educational research experience of the author from the hermeneutic phenomenological postulates of Van Manen. The study is ascribed to a qualitative approach based on hermeneutic understanding under the methodological and procedural precepts of a systematization of experiences, based on 3 moments: textual genesis, unveiling of themes, hermeneutic understanding. The findings are assumed in a space of fugitive significance by principle that avoids the possibility of objectifying the emerging knowledge of the educational phenomena, which start from an essential phenomenological question in spaces of interpretation and communication with the versionants and are recognized as subjects and persons whose subjectivity is valued. The conclusions refer to the call of education as a human science to be studied with methods that slide towards the subjective and intersubjective, that give depth to the voices of those who act that reality and to produce phenomenological texts that bring us closer to the sensibility of the educational act with quality criteria proper to the method.

Keywords: Educational research; phenomenology; hermeneutics; qualitative research.

 

INTRODUCCIÓN

El camino comprensivo recorrido por un investigador educativo, pasa por definir las posturas teoréticas y no teoréticas de sus argumentos y los procedimientos que accionará para cumplir las metas heurísticas propuestas, sin dejar de lado la posibilidad para el asombro y lo emergente. En tal sentido, es un camino que educa su mirada, cada vez más aguda, en la búsqueda de certezas no conclusivas que responderán las inquietudes iniciales, mismas que se reconfiguran para iniciar nuevas rutas investigativas.

Al precisar que su intención es la descripción e interpretación del fenómeno educativo con base en los significados que los sujetos otorgan a la realidad vivida, el investigador ha hecho su elección epistémica y metodológica: la fenomenología hermenéutica será su marco interpretativo y la esencia-existencia, el debate filosófico que subyace su producción intelectual. La discusión de ambas está dirigida “hacia el conocimiento del hombre, y en cómo estas nociones configuran aquello que el ser humano conoce, aprende, investiga y descubre” (Rojas y Mascareño, 2020).

No obstante, y dada la formación investigativa en el paradigma positivista que ha impregnado nuestras trayectorias académicas iniciales, este camino descrito, no siempre resulta tan sencillo para el investigador que apenas comienza a dar pasos en la comprensión del fenómeno, sin más asidero que las voces legitimantes de la realidad, a partir de las cuales emergen hallazgos que particularizan el fenómeno y convocan sentidos y significados acerca de lo que lo hace ser lo que es (esencia) y su propia vivencia (existencia).

Muchas investigaciones parten de verdades únicas, de lo general para abordar lo particular, de escuchar la autoridad teórica comprobada y dar menos lugar al descubrimiento, así como recurrir a dogmatismos metodológicos, incluso declarando un enfoque cualitativo. Es un reto entonces, investigar dentro de un marco comprensivo del conocimiento, valorar la pluralidad cognitiva de los actores de la realidad y dar paso en lo educativo a la narración de lo vivido, entendiendo la infinitud del pensamiento humano. Por ello, cada aporte y experiencia contada es valiosa para los noveles y todos los interesados en develar el acto educativo, razón de presentar estas páginas.

Es también propósito de este artículo, reflexionar acerca del camino metodológico vivido en la experiencia investigativa de la autora desde los postulados fenomenológicos hermenéuticos de Van manen y a través de temas de la reflexión emergente, pues se considera, “promueve una determinada conciencia atenta a los detalles y a las dimensiones aparentemente triviales de nuestras vidas educacionales cotidianas. Nos hace reflexivamente conscientes de lo consecuente en lo inconsecuente, de lo significativo en lo que se da por sabido” (Van Manen, 2003, p.26). Asimismo, se proporcionan algunos elementos procedimentales importantes, que otorgan el sello distintivo al proceso constructivo intelectual, partiendo de su distinción en el ámbito pedagógico el cual posee una identidad única frente a otras ciencias humanas.

 

MÉTODO

Recuperar las experiencias vividas a través de la sistematización de experiencias, constituye un hito metodológico procedimental muy importante en las comunidades académicas e investigativas latinoamericanas, dando legitimidad al quehacer de las mismas y a la generación de conocimiento que ocurre en su seno. La sistematización de experiencias es una interpretación crítica previo ordenamiento y reconstrucción de lo vivido (Jara, 2010) desde una lógica comprensiva particular para entonces construir nuevos conocimientos. En este artículo, la experiencia “sistematizable” se basa en las asunciones epistémicas, ontológicas y metodológicas de la autora en los procesos investigativos que ha emprendido y en los cuales, han participado algunos actores sociales quienes también en su momento aportaron saberes y reflexiones dentro de las investigaciones. Los momentos de la sistematización que se han transitado son:

·         Génesis analítica textual, en el que se han revisado y seleccionado los archivos personales, notas de campo y matrices teoréticas que ha realizado la autora en las investigaciones, para dos fines: “retomar el camino de pensamiento abierto por el texto, ponerse en el camino orientado por el texto” y la reactualización del trabajo de parto de sentido” (Villa Holguín, 2019, p. 554).

·         Develamiento de los temas: Al mantenerse la mirada dirigida a los textos y notas elaboradas se establecen nuevas relaciones de sentido que resignifican las experiencias y permiten develar otras categorías. En este camino, han surgido unos temas reflexivos emergentes como categorías de mayor alcance que se configuran como los hallazgos del proceso.

·         Comprensión hermenéutica: Se dio paso a las transformaciones lingüísticas de lo registrado y un nuevo horizonte comprensivo, unido a unas reflexiones exegéticas con el apoyo heurístico de Van Manen y otros autores para la profundización de la interpretación (González Pérez, 2020).

Finalmente, el enfoque cualitativo da relevancia a los relatos, narrativas y vivencias de lo vivido (Taylor y Bodgan, 1994), al mismo tiempo orienta los procedimientos metodológicos que faciliten encontrar en ello, significados legítimos y creíbles pues provienen de los versionantes y protagonistas del fenómeno estudiado.

Hallazgos

Toda investigación reposa sobre las bases de una concepción particular de la realidad (ontológico) y del conocimiento (epistémico). En el caso de la experiencia investigativa vivida, la fenomenología hermenéutica (F-H) conlleva a un acercamiento del investigador al mundo de vida de los sujetos que viven y hacen consenso en la realidad a través de su experiencia, la cual, en el escenario educativo, se convierte en un compromiso de reconocer al otro en tanto se es responsable de él en sentido pedagógico, lo que requiere un conocimiento pleno de los otros, nosotros y la situación.

Por la naturaleza de la investigación, no se pretende ofrecer un listado de consideraciones y establecerlas como verdades, al contrario, son temas que pueden ser reinterpretados y legitimados a partir de la experiencia personal de cada investigador y su propia comprensión hermenéutica, ya que su espacio de significatividad es fugitiva por principio y rehúye de la posibilidad de ser objetivado, se constituye más bien por la desocultación del fenómeno y su interpretación (Rodríguez, 2010).

Al recuperar la experiencia de investigar bajo el método fenomenológico-hermenéutico, emerge el develamiento de los temas:

 

Cuadro 1. Matriz temática

 

DISCUSIÓN

Deslizamiento hacia la subjetividad

Todo sujeto elabora y reelabora continuamente su realidad en un primer nivel de operaciones psíquicas con las cuales se reafirma como persona única y al mismo tiempo social, demostrando su esencia de ser en un mundo en el que vive y actúa. Su existencia y la forma en la que se despliega en dicha realidad, amerita que en el proceso de investigación se abra la posibilidad de develar y dar relevancia a la significación comprensiva de los informantes o versionantes, sin permitir que se pierda al sujeto mismo, que en el ámbito educativo idea, vive y argumenta su sentir por ser parte de la escuela, comunidad o universidad con un espacio propio. Ante esto, Jodelet (2008) manifiesta que toda representación del mundo es siempre de alguien y tienen una función expresiva; en este sentido arguye la importancia de acceder a los significados producidos por los sujetos y “examinar como tales significados están articulados a su sensibilidad, sus intereses, sus deseos y sus emociones, así como también al funcionamiento cognitivo” (p.52).

Hay entonces, una necesidad de realizar un giro subjetivo para acercarse a las representaciones o concepciones de cada persona, pues en las ciencias sociales se observa la marcada tendencia por el estudio del sujeto como actor social determinado o hablado por la realidad circundante fuera de él sólo como reflejo, y que considera en menor medida la matriz personal subjetiva de valores, percepciones, creencias y pensamientos. González Rey (1997) expresa que lo ocurrido en la mayoría de estudios sociales representa un olvido que elimina importancia que debe darse a la “capacidad que el hombre tiene para conocer la realidad a través de sus recursos subjetivos” (p.43).

Por su parte, para Capote (1998) la subjetividades un componente constitutivo de la realidad que incluye la existencia corporal-física y el mundo interior de las personas que se organiza y reorganiza como referente de su comportamiento, es decir, la subjetividad le pertenece a las personas vistas de manera integral y holística; la subjetividad es la “esfera gestante de las concepciones humanas está presente en todo acto de conocimiento y las acciones que desplegamos (González Pérez, 2020, p.48).

En este aspecto, es vital resaltar que la subjetividad debe reivindicarse como espacio personal del marco interpretativo de los sujetos que amerita una mirada comprensiva a la luz del ser “situado en el mundo…por su cuerpo, como lo establece la fenomenología” (Jodelet, 2008, p. 52).Lejos de asumir una posición solipista del sujeto, se sostiene que las subjetividades emergentes de la legítima voz-acción de los participantes e informantes de la investigación son un horizonte de búsqueda, en el que construyen significados de primer orden, en tanto sujetos cognoscentes que aportan y construyen su realidad y ser personas auténticas que se humanizan y transforman a lo largo de toda la vida haciendo uso de sus capacidades y potencialidades biopsicosociales, en un proceso denominado por Lonergan (1999) como autoconstrucción de la propia persona.

Por su parte, Van Manen (2003) contempla también la subjetividad del investigador fenomenológico, la cual “significa que hay que ser tan perpicaz, intuitivo y agudo como sea posible para poder mostrar o descubrir el objeto en toda su riqueza y en su mayor profundidad” (p. 38); por lo que éste se incluye en el proceso y comparte valores y escenario con los informantes, adentrándose en su mundo de vida a través de la descripcióninterpretación.

Reconocimiento del sujeto-persona dentro de la investigación

En palabras de Rogers: “usted existe como un todo, con todos sus sentimientos” (1992, p. 47).Al respecto, aparece ante el investigador cada versionante como sujeto-persona que piensa, actúa, siente y existe integralmente dejando en la experiencia humana su propia impronta que circula y recircula dentro y fuera de él, sin perder el eje al cual está unido inmanentemente: el sí mismo. En palabras de Gurdián (2007) el trasfondo existencial del sujeto “es el modo propio y particular que yo tengo COMO PERSONA para asignar significados a las cosas, es la capacidad y forma que tengo YO-PERSONA para simbolizar la realidad” (p. 114).

Cada persona experimenta el mundo desde sus propios recursos internos que le permiten acceder a él de manera diferenciada y única; un mundo en el que percibe, concibe y siente sus vivencias de manera fenoménica por cuanto la experiencia es irreductible a lo físico, más bien es polimórfica a nivel de consciencia. En tal sentido, el sujeto humano tiene la capacidad de preguntarse por el sentido y valor de su propia existencia; es su propia experiencia como sujeto que se manifiesta como la realidad más inmediata. Ésta se le presenta a través de la autopresencia es decir, al darse cuenta que se da cuenta (Lonergan, 1999). He allí, los sujetos humanos son seres conscientes que operan la realidad al mismo tiempo que la piensan.

Los informantes como sujetos-personas son dignas de reconocimiento en el mundo vivido que despliegan su existencia a través de sus propias dimensiones como sujeto las cuales les conducen a vivir la experiencia humana, y en términos de la investigación, se acercan al investigador con la expresión subjetiva de su ser para develar sus concepciones y significados acerca del fenómeno estudiado.

La pregunta fenomenológica es la pregunta original

¿Cuál es la naturaleza de la experiencia vivida? (Van Manen, 2003). Un investigador con este posicionamiento, no puede hacer preguntas explicativas que busquen comprobar o evaluar las experiencias del otro, al contrario, se pregunta por los significados que para ese otro tiene lo vivido y su propio ser: ¿Qué significa ser docente o estudiante? ¿Cuáles son los significados que emergen de un proceso de transformación curricular? ¿Cómo se vive ser directivo en pandemia? Son ejemplos de preguntas que permiten “volver a las cosas mismas” como expresa Husserl (1962), a la propia esencia de lo educativo; preguntas que orientan un estudio fenomenológico, siempre en la búsqueda de la profundidad y legitimidad de las voces, ya que son estas las que configuran el fenómeno experiencial, no los presupuestos del investigador o de los teóricos de tradición. La pregunta fenomenológica es la que fundamenta el “dejar hablar” y “saber escuchar” del proceso investigativo; “es el preguntar que pregunta más allá de todo lo presente, abriéndose a lo posible”, como diría Gadamer (1995, p.37).

El conocimiento emergente es de base interpretativacomunicativa

El mundo interno pensado, vivido y experimentado por los versionantes, se convierte en la fuente de conocimiento de la investigación que se despliega y repliega a partir de las producciones cognitivas-afectivas de los mismos, pues todo fenómeno de vida es aprehendido por ellos subjetivamente. Los sujetos-personas en el espacio educativo en tanto versionantes de la investigación, son productores de conocimientos y sentidos en la cotidianidad en el mundo personal y pedagógico, mundos vividos por cada uno de ellos. La matriz epistémica fenomenológica entonces, propone como alternativas de análisis “las categorías de sujeto, subjetividad y significación, cuya mutua filiación se irá a encontrar en los conceptos de interioridad y vivencia” (Sandoval, 2003, p.31).

Al ser el conocimiento un producto de la interpretación humana, no puede aprehenderse linealmente la realidad, sino que se devela una parte de ella a partir de las interpretaciones y del horizonte en el cual se ubique el investigador para acceder a ella. Se asumen así, la intuición y la reflexión como procesos intelectivos para describir y clarificar las experiencias tal cual como son vividas por los sujetos. Husserl (1962), principal exponente de la fenomenología sugiere que la experiencia originaria que está dentro del sujeto y sus estados de conciencia puede verse a través de la intuición del otro, tal como este manifiesta.

Lo anteriormente expuesto, legitima la posibilidad de ver un fenómeno a través de la mirada de otra persona, en un acto intuitivo de segundo orden, ya no originario, pero aún posible al asumir la actitud fenomenológica, como investigador. Para ello, se requiere poner fuera de juego la actitud natural o la forma en la que se concibe previamente el objeto de conocimiento, a través de la epojé o actitud de desprendimiento y de apertura para buscar el sentido de las cosas. Posicionarse ante el fenómeno a través de la epojé propuesta por Husserl es una forma de comprender al mundo, es una actitud que no niega la historicidad del ser, pero debe deslastrarse en la medida de lo posible de todo prejuicio en el tratamiento del fenómeno.

En la investigación educativa fundamentada en el enfoque fenomenológico hermenéutico, los significados y sentidos son niveles legítimos de la producción del conocimiento, porque la información que se produce es única y pertinente en el caso o situación estudiada, la cual es imposible de aprehender con una visión instrumental de la misma. Por el contrario, es la vivencia y el relato de los actores educativos un acto legítimo de conocimiento pues hay una significación amplia e infinita en “el valor teórico de la subjetividad en el estudio del hombre, la cultura y la sociedad”(González Rey, 1997; p.31).

La unicidad e infinitud del pensamiento del ser humano, es posible a través de los actos o niveles de conciencia de cada persona que emana de las dimensiones de su ser. La consciencia de acuerdo a Lonergan (1999) es una estructura dinámica e intencional que todos compartimos y que refieren operaciones recurrentes, progresivas e interrelacionadas que le permiten al sujeto asimilar lo conocido o alcanzado, en una manera siempre permeable que le permite seguir progresando.

Asimismo, se considera que la investigación requiere un proceso de Comunicación, como vía para que afloren las subjetividades de los actores educativos a través del encuentro que se propicia para ello, enfatizando que los actos de escucha y diálogo son vías legítimas para acceder a sus versiones. Rogers (1992) resalta el uso de la comprensión y el diálogo sincero y auténtico como formas directas de acceder a la experiencia del otro. Expone el autor:

He llegado a comprender que ganar la confianza del otro no exige una rígida estabilidad, sino que supone ser sincero y auténtico. He escogido el término “coherente” para describir la manera de ser que me gustaría lograr. Esto significa que debo poder advertir cualquier sentimiento o actitud que experimento en cada momento. Cuando esta condición se cumple, soy una persona unificada o integrada, y por consiguiente ser tal como soy en lo profundo de mí mismo. Esta es la realidad que inspira confianza a los demás. (p. 28)

Los investigadores acceden al mundo del otro a través de la expresión de sus vivencias, siempre y cuando la comunicación que se propicie sea de calidez, respetuosa y de aceptación. En este particular, la epojé Husserliana facilita el no hacer juicios de valor de lo expresado por los actores educativos, para poner entre paréntesis los prejuicios cuya naturaleza pudieran generar obstáculos epistemológicos (Bachelard, 2000); se requiere hacer la experiencia vivida inteligible en el proceso de investigación. Por ello, es apropiado facilitar un espacio de encuentro confiable y de escucha comprensiva con el versionante y estar alerta ante cualquier idea o prejuicio que impida el avance de la investigación o del camino metodológico propuesto.

No existe un método, existen variedad de métodos.

La pluralidad cognoscitiva F-H, conlleva al investigador a decidir progresivamente los procedimientos más pertinentes para el acceso, registro y análisis de las versiones y textos, por lo que no puede anteponer el método a la pregunta fenomenológica inicial (Van Manen, 2003) o dar primacía a lo metodológico sobre la actitud filosófica que requiere durante todo el proceso, pues en palabras de Fuster Guillén (2019) la F-H demanda un conocimiento de los principios filosóficos que la sostienen.

La experiencia que se ha recuperado para este artículo, deja entrever la necesidad de presentar una síntesis cognitiva gráfica de las fases que propone Van Manen y sobre las que declara, que no pueden verse de forma separada pero tampoco como un recetario metodológico. Se parte del supuesto, de que cada investigación en este campo y enfoque, es un acto también creativo que requiere el establecimiento de nuevas redes semánticas y conceptuales según la naturaleza, escenario, y actores a seleccionar; cada investigación fenomenológica refleja la esencia de un fenómeno particular y la acción intelectiva del investigador siempre es diferenciada con respecto a los otros investigadores.

Las fases propuestas por Van Manen (2003) y asumidas en las distintas experiencias investigativas son:

 

Gráfico 1. Método fenomenológico hermenéutico de Van Manen Nota: Elaboración propia.

La pluralidad metodológica conlleva a definir los métodos filosóficos, filológicos y compatibles con las ciencias sociales y más aún con las ciencias de la educación (Van Manen, 2011) para lograr la comprensión fenomenológica de los testimonios de los versionantes en las distintas investigaciones como un criterio más de la legitimidad de esta investigación, a saber:

 

Cuadro 2. Métodos y actividades metodológicas de la investigación fenomenológica hermenéutica

Nota: Basado en los textos de Van Mannen (2003; 2011; 2014).

 

Vale considerar, que en la metodología fenomenológica hermenéutica no se producen generalizaciones de los hallazgos, por cuanto se busca describir-interpretar las versiones singulares de nuestros informantes. Así mismo, la saturación de temas es impensable y no apropiada para la investigación fenomenológica, según el autor, debido a que no se están buscando patrones discursivos o categorías que se repitan en el grupo de personas que versionan sobre el tema educativo estudiado, considerando además la misma riqueza productiva que cada uno posee. De allí, las interrogantes que orientan la credibilidad investigativa y los criterios que contempla la calidad de la investigación abordan el fenómeno en su esencia y singularidad, expresado en un texto fenomenológico hermenéutico profundo, evocativo y de amplio sentido existencial, propósito de la investigación educativa en este enfoque.

El silencio es una posición esencial del investigador

Una investigación educativa cualitativa basada en F-H deben permitir que las cosas hablen para que el fenómeno sea develado. Así, se asumen tres silencios desde la postura de nuestro autor:

a)       El silencio literal que ha permitido dejar hablar a las versionantes y al mismo tiempo en la escritura del texto fenomenológico utilizar un discurso que sea evocativo y quede abierto a seguir reinterpretándolo. En el escenario educativo dada su dinamicidad y riqueza experiencial, es vital, escuchar las expresiones subjetivas de quienes lo actúan y viven, desde el momento en el que se recogen sus testimonios a través de registros escritos o grabaciones hasta en el mismo proceso de elaboración del texto para develar la comprensión hermenéutica del fenómeno, el investigador hace silencio en el proceso para dar paso a la voz de los testimoniantes.

b)      Un silencio epistemológico, el cual hace callar en cierto modo al investigador y éste pueda solicitar de otros autores y textos lo que con sus palabras no puede describir. Es un silencio de sus propios preceptos teóricos vistos como su certeza única, es un silencio que deja fluir la intersubjetividad de la construcción hermenéutica.

c)       Un silencio ontológico, que brinda al investigador los momentos de quietud reflexiva para pensar sobre aquello que le interpela del fenómeno y lo que interesa de las vivencias y comprender lo que pasa. Un acto de dar espacio a su imaginación y a las elaboraciones intelectivas que fluyen de la reflexión sobre todo el material que posee para interpretar su fenómeno de interés.

De allí, que la investigación educativa, requiere sensibilidad fenomenológica hacia lo vivido, pero además necesita de la hermenéutica para otorgar ese significado y sentido interpretativo al fenómeno.

La entrevista conversacional es un espacio humano y legítimo para obtener las versiones

La entrevista es una técnica ideal para recolectar la información y acceder al campo cognitivo-emocional de los versionantes. Taylor y Bodgan (2004) la definen como entrevista a profundidad y manifiestan que como técnica de recolección de información requiere encuentros cara a cara del investigador con los informantes para comprender su perspectiva sobre la vivencia que se pretende contar. Para Van Manen (2003), la entrevista conversacional permite registrar historias, anécdotas, recuerdos e ideas que al ser transcritas en los protocolos correspondientes, pasan a ser entrevistas hermenéuticas si se revisan y resignifican con los versionantes.

Martínez (2007), resalta la importancia de este instrumento al que da gran relevancia por el significado del diálogo entre los seres humanos como posibilidad de conocer al otro y la estructura de su personalidad, la cual va emergiendo a medida que se profundiza la conversación y contiene un contexto de modos de comunicación de amplia riqueza. La entrevista se convierte en un espacio para contactar y acceder el mundo interno del informante, los sentidos que otorgan al fenómeno educativo y un conjunto de percepciones y sentires que le dan significado a la manera en que lo conciben. En este sentido, las grabaciones de audio son muy valiosas para respetar la fidelidad de las versiones.

Cabe acotar, la importancia de asumir de manera empática y respetuosa la producción de los interlocutores en cada entrevista, mismas que de acuerdo a la experiencia vivida por la investigadora, suelen desarrollar en un ámbito diverso de cogniciones y emociones humanas producto del sentir de los mismos; ideas, risas, lágrimas y diferentes emociones surgen y se rememoran en el momento. Se ha podido observar que al ser entrevistados, los versionantes no intentan ajustar sus ideas a algún patrón intelectivo específico sino que las narraciones se producen de manera libre en la medida que el investigador implemente una actitud de: dejar hablar al otro para descubrir su esencia como persona. La entrevista como espacio humano y legítimo permite ese “placer de ser uno mismo” (Rogers, 1992, p.46).

Existen criterios de calidad de la investigación propia de la F-H

El texto fenomenológico se caracteriza por ser orientado, profundo al desbordar una riqueza de significados que al fin y al cabo describen el fenómeno educativo en el intento de aprehender su esencia por los lados o perspectivas emergentes del propio discurso de los versionantes. Nuestro autor, propone siete criterios para evaluar la calidad de una investigación fenomenológica, citados en Arriagada (2016):

1.       Profundidad interpretativa, relacionada con la visión reflexiva que ofrece el texto, más allá de las apariencias o lo que se da por sentado en la vida cotidiana.

2.       Riqueza descriptiva, la cual contiene el texto material y las experiencias de primer orden.

3.       Cuestionamiento heurístico, el texto induce a cuestionarse, a mirar con asombro, contemplar los fenómenos en horizontes sensibles.

4.       Rigor distintivo, se produce a partir del cuestionamiento y permite mantener un hilo conductor propio del fenómeno estudiado.

5.       Significado profundo y dirigido el texto nos habla, dialoga con nosotros como personas que sienten, piensan, aman, reflexionan, nuestro texto se conecta en este caso, con el ser niño, significados que se dirigen a nuestro ser personas, mujeres, madres, padres, maestros, docentes universitarios, gerentes educativos.

6.       Despertar experiencial, relacionado con la manera en la que nos conectamos con la experiencia pre-reflexiva a través del lenguaje vocativo (hace presente los nombres de los sujetos involucrados o personas concretas) y evocativo (recuerdos, sensaciones).

7.       Epifanía inceptual, responde a una aparición intuitiva de valores y ética con la vida misma a través de la lectura del texto acerca de las subjetividades sobre el fenómeno educativo.

De allí, que de acuerdo a la experiencia sistematizada las interrogantes que orientan la credibilidad investigativa y los criterios que contempla la calidad de la investigación abordan el fenómeno en su esencia y singularidad, expresado en un texto fenomenológico hermenéutico profundo, evocativo y de amplio sentido existencial, propósito de este abordaje investigativo.

 

CONCLUSIONES

La educación como ciencia humana nos convoca a ser estudiada con métodos que se deslicen hacia lo subjetivo e intersubjetivo en un proceso de interpretación y comprensión del mundo vivido por quienes experimentan esa realidad: padres, maestros, niños, estudiantes, docentes universitarios, gerentes, equipos directivos y comunidades de cualquier nivel educativo requieren ser escuchados y entendidos como protagonistas del fenómeno analizado. Desde la óptica de Van Manen hay una sensibilidad especial hacia la interpretación que se genera en una investigación educativa, la cual requiere a un investigador también sensible, abierto a la escucha y a la reflexión continua de lo registrado, que no actúe como centro de la investigación arguyendo lo cualitativo, sino como un productor de conocimiento en actitud silenciosa cuando el proceso lo amerita y que despliega el producto intelectivo con creatividad, respetando su propio camino procedimental.

Asimismo, las teorías subjetivas emergentes que elabora el investigador parten de la profundidad de las voces de quienes actúan esa realidad y del ejercicio integrativo hermenéutico último que realiza en la descripción del fenómeno, a través de una estética escritural propia, profunda, orientada y de amplia calidad con rigor, enfoque, profundidad y riqueza de la descripción textual al final del proceso.

 

REFERENCIAS

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